La revolución liberal pendiente

El texto de Javier Benegas extraído de "Vozpópuli" me ha hecho pensar. Y me ha hecho pensar que en este país la Revolución Liberal está pendiente, que en el 78 la oligarquía trató de hacer un remedo de república monárquica oligárquica express.

Sin embargo seguimos atados a un sistema que nos muestra el oficialismo "ppsoe" bienpensante, y después nos deja un resquicio para el populismo disfrazado de revolución pendiente-televisada. De ese modo la dialéctica que se ofrece es o bien "oligarquía" o "el caos". Sin embargo cualquier opción que muestre un resquicio de liberalismo, de librepensamiento, de oxígeno para una población adoctrinada, es inmediatamente desacreditada mediaticamente.

No obstante tengo la sensación que los rayos de luz que se ciernen sobre nuestro territorio (se llaman UPYD y Ciudadanos) tienen el riesgo de dejarse engullir por los egos de sus dirigentes. Sería una pena no ver más allá de nuestra empobrecida visión cortoplacista,y pensar en esa revolución liberal pendiente, en ese despertar de una sociedad libre, creativa, brillante... una sociedad sin miedo que no renuncia a construir su futuro.

"Los hechos nos lo demuestran. Contrariamente a los tópicos machacados sobre este tema sin examen, la libertad de emprender es, ante todo, el medio de defensa de los pequeños contra los grandes y de los débiles contra los fuertes. E, inversamente, el Estado, que se presenta como corrector de las injusticias, acaba, la mayoría de las veces, por usar toda su fuerza contra los pequeños y los débiles para proteger a los grandes y los fuertes”. Con estas palabras, Jean-François Revel (Marsella, 1924 - Val-de-Marne, 2006) nos advertía en su libro El conocimiento inútil (Ed. Espasa-Calpe, 1993) del grave peligro que ser cernía sobre las democracias occidentales, que ya a finales del siglo pasado habían confundido por completo Estado social con Democracia."

El hastío de la política viene siempre por los personalismos, por los apellidos, por los protagonismos, por anteponer intereses personales a un bien común. Ahí reside el descrédito, el desapego, el desprestigio de una actividad noble que se nutre de ambiciones minúsculas y que desprecia los anhelos de una clase media silenciosa y aletargada.

Por eso pienso que es tiempo de hacer política con mayúsculas, que es tiempo de ser generosos y dejar que otros lo sean con nosotros. Es tiempo de sumar y de dejar de lado la sociología cortoplacista, es tiempo de construir una opción prudentemente revolucionaria y socialmente liberal.