Evo Morales y los nacionalismos en Bolivia
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Evo Morales y los nacionalismos en Bolivia
La”diplomacia inteligente” en ofensiva
http://www.deverdaddigital.com/ver_articulo.php?art=5980
Evo Morales precisó que los futuros nexos con Washington deberían ser de cooperación, inversión, de comercio justo, sólo así son bienvenidos, aclaró.
Carter le prometió a Morales que volverá en diciembre, durante las próximas elecciones generales, para ayudarlo a cosechar hojas de coca. Y aseguró que su país jamás apoyaría la división de Bolivia, como intentan algunos grupos del oriente.(EFE)
El presidente boliviano, Evo Morales, destacó hoy que su país busca relaciones de cooperación con la nueva administración de Estados Unidos, pero con respeto a la soberanía. Tras un encuentro con el ex gobernante estadounidense Jimmy Carter (1978-1981), Morales admitió que con el gobierno de George W. Bush y el anterior embajador en Bolivia, Philip Goldberg, sí hubo problemas. En septiembre de 2008, Morales declaró persona non grata al diplomático acusado de apoyar a la oposición.
Personalidades, instituciones, si quieren visitar Bolivia, bienvenidos, que no sea para conspirar ni para provocar ni ser agentes de Inteligencia, remarcó. Morales aclaró que la presencia de embajadores de otras naciones en La Paz debe ser sobre la base de ayuda sincera para resolver los problemas acumulados de la pobreza.
Asimismo ponderó las declaraciones del nuevo mandatario estadounidense, Barack Obama, en la pasada V Cumbre de las Américas, cuando señaló que busca relaciones de respeto mutuo, que no hay socios mayores ni socios menores; y además escuchó a otros dignatarios, acotó.
El ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, como representante del Cuerpo de Paz de su país, visitó Bolivia para informarse sobre los temas que afectan a sus instituciones. Primero se reunió con el presidente Evo Morales, de quien se dijo “amigo”, más tarde con los prefectos opositores de la Media Luna en esta ciudad. El presidente boliviano le dijo que no había ningún problema con EE.UU., sólo con el ex embajador Philip Goldberg, devuelto a su nación porque estaría vinculado con el intento de golpe de Estado de septiembre del año pasado.
Por su parte, Carter le prometió a Morales que volverá en diciembre, durante las próximas elecciones generales, para ayudarlo a cosechar hojas de coca. Y aseguró que su país jamás apoyaría la división de Bolivia, como intentan algunos grupos del oriente. De esta manera, EE.UU. pretendería volver a pisar fuerte en América latina, donde evalúa que perdió influencia por políticas erradas de gobiernos pasados. En la Casa Blanca creen que su pedestal de “liderazgo” en la región ya fue ocupado por China e Irán.
“Si bien tuvimos problemas con la DEA (Agencia Estadounidense Antidroga, expulsada en 2008) y con el ex embajador de EE.UU., quiero decirle que como Estado o como gobierno nunca tuvimos problemas con el grupo llamado Cuerpo de Paz. Nunca mi gobierno expulsó o retiró al Cuerpo de Paz”, dijo Morales a Carter en el Palacio Quemado.
El año pasado, el estadounidense John Alexander Van Schaick, integrante del Cuerpo de Paz, denunció que funcionarios de seguridad de la Embajada de EE.UU. en Bolivia le habían pedido información sobre ciudadanos cubanos y venezolanos que se cruzara durante su estadía.
Fue uno de los primeros enfrentamientos entre el gobierno boliviano y Goldberg. La expulsión llegó el 10 de septiembre, durante el “intento de golpe cívico-prefectural”, según Morales, que dejó al menos doce muertos en el oriente. Para el presidente, el ex embajador apoyaba con consejos y logística a quienes pretendían hacer otro país con los departamentos de las tierras bajas, que comprenden el 70 por ciento del territorio nacional.
Hace dos semanas, el gobierno desbarató un grupo que supuestamente programaba asesinar a Morales, a varios funcionarios de su gabinete y a algunos prefectos de la Media Luna con la finalidad de fomentar la división de Bolivia entre un occidente de altiplano y un oriente selvático. Quienes defienden la idea de separar al oriente tienen fundamentos económicos, ya que de este lado reposarían la mayor parte de los recursos naturales, comenzados a explotar durante los años ’50. Con anterioridad, durante la colonia y la creación de la república, el país vivía del comercio de los metales andinos.
La nueva administración estadounidense enfrenta sin duda nuevo y viejos desafíos, indecisa frente a estas victorias del nacionalismo revolucionario en el continente. Sus estrategas tendrán que decidirse entre un ejercicio de sensatez eliminando o al menos moderando la hostilidad hacia la izquierda latinoamericana o por el contrario profundizando los planes de “erradicar” estos focos de “desestabilización” en el área.
En efecto, pueden hacer buenas las declaraciones solemnes de la reciente Cumbre de las Américas y comenzar unas relaciones de respeto y mutuo beneficio o al menos desistir temporalmente de los planes de derrocamiento de los gobiernos que considera “hostiles a Washington”. Pero lo más probable es que sin llegar tan lejos, adopten una política de “palo y zanahoria” que es precisamente lo que hacen en este momento con Cuba. De un lado prometer aliviar el bloqueo a la isla; de otro hacer exigencias inaceptables si es que el país desea conservar el ejercicio de su soberanía.
Sin embargo, el margen de acción de Obama es muy limitado pues el motivo por el cual Cuba “es un problema” es el mismo con los demás países: Estados Unidos no puede soportar el mal ejemplo de revoluciones en un área que siempre ha considerado suya. Ayer, porque competía con la Unión Soviética; hoy, porque nuevos actores mundiales aparecen desalojando a las empresas occidentales hasta hace poco amas indiscutibles en la región. En efecto, China y de nuevo Rusia, además de India y otras potencias emergentes como Irán hacen presencia en la zona y eso significa tener que compartir mercados y materias primas.
Alejar a Latinoamérica de las” malas influencias”, es en definitiva lo que busca la nueva diplomacia inteligente, que el imperio despliega. La aparición de nuevos actores en lo que ha siempre a considerado como su área de influencia exclusiva determinan un cambio de enfoque de la estrategia. No solo ha fracasado el acoso infame contra Cuba; también ha sido un fiasco el cerco y aniquilamiento contra el frente antihegemonista. Pero aún así, la dinámica infernal de los intereses imperiales puede terminar imponiendo las peores alternativas, es decir la guerra y la intervención. Una opción ésta que es la misma para las elites locales, inmersas en la confusión que traen consigo las derrotas contundentes y abocadas a cambiar de lenguaje y tácticas en espera de mejores oportunidades o persistir en la línea dura de la confrontación, del sabotaje y la guerra psicológica, subvirtiendo el orden democrático
http://www.deverdaddigital.com/ver_articulo.php?art=5980
Evo Morales precisó que los futuros nexos con Washington deberían ser de cooperación, inversión, de comercio justo, sólo así son bienvenidos, aclaró.
Carter le prometió a Morales que volverá en diciembre, durante las próximas elecciones generales, para ayudarlo a cosechar hojas de coca. Y aseguró que su país jamás apoyaría la división de Bolivia, como intentan algunos grupos del oriente.(EFE)
El presidente boliviano, Evo Morales, destacó hoy que su país busca relaciones de cooperación con la nueva administración de Estados Unidos, pero con respeto a la soberanía. Tras un encuentro con el ex gobernante estadounidense Jimmy Carter (1978-1981), Morales admitió que con el gobierno de George W. Bush y el anterior embajador en Bolivia, Philip Goldberg, sí hubo problemas. En septiembre de 2008, Morales declaró persona non grata al diplomático acusado de apoyar a la oposición.
Personalidades, instituciones, si quieren visitar Bolivia, bienvenidos, que no sea para conspirar ni para provocar ni ser agentes de Inteligencia, remarcó. Morales aclaró que la presencia de embajadores de otras naciones en La Paz debe ser sobre la base de ayuda sincera para resolver los problemas acumulados de la pobreza.
Asimismo ponderó las declaraciones del nuevo mandatario estadounidense, Barack Obama, en la pasada V Cumbre de las Américas, cuando señaló que busca relaciones de respeto mutuo, que no hay socios mayores ni socios menores; y además escuchó a otros dignatarios, acotó.
El ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, como representante del Cuerpo de Paz de su país, visitó Bolivia para informarse sobre los temas que afectan a sus instituciones. Primero se reunió con el presidente Evo Morales, de quien se dijo “amigo”, más tarde con los prefectos opositores de la Media Luna en esta ciudad. El presidente boliviano le dijo que no había ningún problema con EE.UU., sólo con el ex embajador Philip Goldberg, devuelto a su nación porque estaría vinculado con el intento de golpe de Estado de septiembre del año pasado.
Por su parte, Carter le prometió a Morales que volverá en diciembre, durante las próximas elecciones generales, para ayudarlo a cosechar hojas de coca. Y aseguró que su país jamás apoyaría la división de Bolivia, como intentan algunos grupos del oriente. De esta manera, EE.UU. pretendería volver a pisar fuerte en América latina, donde evalúa que perdió influencia por políticas erradas de gobiernos pasados. En la Casa Blanca creen que su pedestal de “liderazgo” en la región ya fue ocupado por China e Irán.
“Si bien tuvimos problemas con la DEA (Agencia Estadounidense Antidroga, expulsada en 2008) y con el ex embajador de EE.UU., quiero decirle que como Estado o como gobierno nunca tuvimos problemas con el grupo llamado Cuerpo de Paz. Nunca mi gobierno expulsó o retiró al Cuerpo de Paz”, dijo Morales a Carter en el Palacio Quemado.
El año pasado, el estadounidense John Alexander Van Schaick, integrante del Cuerpo de Paz, denunció que funcionarios de seguridad de la Embajada de EE.UU. en Bolivia le habían pedido información sobre ciudadanos cubanos y venezolanos que se cruzara durante su estadía.
Fue uno de los primeros enfrentamientos entre el gobierno boliviano y Goldberg. La expulsión llegó el 10 de septiembre, durante el “intento de golpe cívico-prefectural”, según Morales, que dejó al menos doce muertos en el oriente. Para el presidente, el ex embajador apoyaba con consejos y logística a quienes pretendían hacer otro país con los departamentos de las tierras bajas, que comprenden el 70 por ciento del territorio nacional.
Hace dos semanas, el gobierno desbarató un grupo que supuestamente programaba asesinar a Morales, a varios funcionarios de su gabinete y a algunos prefectos de la Media Luna con la finalidad de fomentar la división de Bolivia entre un occidente de altiplano y un oriente selvático. Quienes defienden la idea de separar al oriente tienen fundamentos económicos, ya que de este lado reposarían la mayor parte de los recursos naturales, comenzados a explotar durante los años ’50. Con anterioridad, durante la colonia y la creación de la república, el país vivía del comercio de los metales andinos.
La nueva administración estadounidense enfrenta sin duda nuevo y viejos desafíos, indecisa frente a estas victorias del nacionalismo revolucionario en el continente. Sus estrategas tendrán que decidirse entre un ejercicio de sensatez eliminando o al menos moderando la hostilidad hacia la izquierda latinoamericana o por el contrario profundizando los planes de “erradicar” estos focos de “desestabilización” en el área.
En efecto, pueden hacer buenas las declaraciones solemnes de la reciente Cumbre de las Américas y comenzar unas relaciones de respeto y mutuo beneficio o al menos desistir temporalmente de los planes de derrocamiento de los gobiernos que considera “hostiles a Washington”. Pero lo más probable es que sin llegar tan lejos, adopten una política de “palo y zanahoria” que es precisamente lo que hacen en este momento con Cuba. De un lado prometer aliviar el bloqueo a la isla; de otro hacer exigencias inaceptables si es que el país desea conservar el ejercicio de su soberanía.
Sin embargo, el margen de acción de Obama es muy limitado pues el motivo por el cual Cuba “es un problema” es el mismo con los demás países: Estados Unidos no puede soportar el mal ejemplo de revoluciones en un área que siempre ha considerado suya. Ayer, porque competía con la Unión Soviética; hoy, porque nuevos actores mundiales aparecen desalojando a las empresas occidentales hasta hace poco amas indiscutibles en la región. En efecto, China y de nuevo Rusia, además de India y otras potencias emergentes como Irán hacen presencia en la zona y eso significa tener que compartir mercados y materias primas.
Alejar a Latinoamérica de las” malas influencias”, es en definitiva lo que busca la nueva diplomacia inteligente, que el imperio despliega. La aparición de nuevos actores en lo que ha siempre a considerado como su área de influencia exclusiva determinan un cambio de enfoque de la estrategia. No solo ha fracasado el acoso infame contra Cuba; también ha sido un fiasco el cerco y aniquilamiento contra el frente antihegemonista. Pero aún así, la dinámica infernal de los intereses imperiales puede terminar imponiendo las peores alternativas, es decir la guerra y la intervención. Una opción ésta que es la misma para las elites locales, inmersas en la confusión que traen consigo las derrotas contundentes y abocadas a cambiar de lenguaje y tácticas en espera de mejores oportunidades o persistir en la línea dura de la confrontación, del sabotaje y la guerra psicológica, subvirtiendo el orden democrático
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