EDITORIAL UPyD: Menos diputaciones y más ciencia

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Menos diputaciones y más ciencia

18 de junio de 2013

El pasado viernes se produjo en España la mayor manifestación de científicos que haya tenido lugar en España, para protestar por los recortes salvajes que están teniendo lugar en su campo. Los manifestantes habrían tenido todo el derecho a reclamar mejores condiciones laborales y oportunidades de trabajo, pero prefirieron orientar el acto hacia el papel que debería jugar la ciencia en nuestro país. Si hoy tenemos una esperanza de vida en torno a los 80 años, si se han erradicado enfermedades, si disfrutamos de la tecnología en cada acción cotidiana, si vivimos más y mejor es en buena medida gracias a la ciencia y gracias a los científicos.

El recorte en I+D+i alcanza el 40% desde 2009. Como señaló la semana pasada el diputado de UPyD Carlos Martínez Gorriarán al ministro de Hacienda, España destina más dinero a las diputaciones (en sus palabras, "un nido de opacidad y corrupción") que a ciencia. Y mucho más que a becas universitarias, partida que ha quedado en poco más de 1.000 millones con la terrible consecuencia de que 30.000 universitarios corren serio peligro de ser expulsados y, por tanto, de tener que abandonar los estudios. Mientras tanto, el Gobierno potencia las diputaciones, les da más competencias y más dinero. Se trata de la única administración cuya deuda no deja de aumentar, y que destina la gran mayoría de sus recursos a mantenerse a sí misma.

Algunos de los ciudadanos que se manifestaron el día 14 trabajan en la detección y prevención de enfermedades como la leucemia. Lo hacen con contratos de becario y por sueldos miserables para personas que han pasado toda su vida estudiando y que han llegado a ser excelentes en su trabajo. Algunos son referencias internacionales. Lo cierto es que nunca vivieron bien. En España la ciencia no ha gozado del respeto y la admiración que se le tiene en otros países. Pero ahora, con la crisis, están perdiendo incluso esas penosas condiciones. Muchos emigrarán, y aunque sufran el trastorno de la expatriación, sin duda saldrán adelante, trabajarán en mejores condiciones y se sentirán más apreciados. Los que más perderemos seremos los españoles que nos quedemos. Perderemos nuestras esperanzas de una vida mejor, perderemos crecimiento económico, perderemos autoestima.

El gasto en ciencia nunca fue alto. Se podía mantener si se hubiera querido. Es cierto que hay que recortar, pero el Gobierno decide en qué. Éste y el anterior han marcado sus prioridades: primero salvar las diputaciones (y entes similares), después lo demás. Y lo último la ciencia española. Es un colectivo pequeño, hasta ahora menos organizado que otros y los ciudadanos no notarán los efectos a corto plazo. Tiene todas las ventajas para los gobernantes cuya única preocupación es mantener el poder. En cambio, en las diputaciones se juegan apoyos políticos, influencias, contratos. Un pesebre de 6.000 millones.

La ciencia no sólo busca soluciones prácticas a nuestros problemas. Es, ante todo, la mejor forma de adquirir conocimiento. El desprecio por la ciencia es el desprecio por la verdad.

Fuente: upyd.es